En el año 2016, Sara Isabel García, coordinadora TIC de Salesianos Avilés, presenta a todo el claustro una nueva manera de ver las disciplinas STEAM e introduce el pensamiento computacional, la programación y la robótica de manera curricular.  Debíamos convertirnos en una escuela del siglo XXI acorde a las necesidades de la sociedad actual, cada vez más digitalizada y en la que cada vez cobra más importancia la competencia digital, muy alineado con la actual LOMLOE. Por ello, se elaboró el Plan TIC del centro (Plan TIC-TAC), que trata de ser un plan vertical, que vaya creciendo con el alumno y así vaya adquiriendo competencias digitales desde que entra en el colegio en Infantil hasta 2º Bachillerato.

Además, a raíz de unas jornadas de innovación organizadas en Madrid  por nuestra inspectoría salesiana, pudimos escuchar una experiencia del colegio Domingo Savio, el Club+Mate DOSA, que nos sirvió de inspiración para poner en marcha nuestro  Club TIC. A este club se apuntan todos aquellos alumnos que quieren seguir aprendiendo y compartiendo sus conocimientos digitales. Por ello esta actividad consta de dos vertientes, por un lado aprendizaje-servicio, donde los alumnos de ESO y Bachillerato se convierten en expertos y apoyan a los profesores de Primaria, enseñando a sus compañeros más pequeños a pensar comuputacionalmente, a programar e iniciarse en la Robótica. Estos alumnos entraban en las clases con su camiseta identificativa y esto ha servido de semilla de una nueva forma de ver y hacer cosas: “Dímelo y lo olvidaré, muéstramelo y lo recordaré, involúcrame y lo aprenderé”, decía Confucio.

Por otro lado, está la participación de proyectos STEAM que trata de ir más allá, para aquellos chicos y chicas que tienen curiosidad por seguir aprendiendo. Para los proyectos, se les pide que sean sensibles y estén atentos a las necesidades de su entorno, y ver qué podrían hacer para convertirse en los agentes de cambio que tanto necesita nuestro mundo. Por eso, todos los proyectos que desarrollamos tienen un fin social (que sirva para ayudar a la sociedad) o fin educativo (que sean proyectos a través de los cuales otros compañeros más pequeños puedan aprender a través de ellos). Para la realización de esos proyectos, se quedan de manera extraescolar y dedican voluntariamente el tiempo que sea necesario para seguir con esa mentalidad de crecimiento.

Estos proyectos que los alumnos desarrollan, se presentan a concursos que brindan al alumnado nuevas experiencias. No sólo se traducen en dotaciones económicas para la mejora del FabLab del centro, sino que la mayoría de estos premios proporcionan al alumnado oportunidades de viajar y compartir con jóvenes de otras comunidades autónomas, y descubrir a otras personas de su edad que les mueven los mismos gustos e intereses.

En estas experiencias, quizás el ganar o perder es lo menos importante, ya que el premio es la evolución de estos alumnos. El ver cómo son capaces de explicar y defender su proyecto delante de un jurado, con ilusión y con ganas de comerse el mundo, “ese es nuestro mejor premio”, reseña Sara Isabel García.