Este curso acaba y ha sido especial, aunque si lo pensamos bien, todos los años tienen algo mágico, algún esfuerzo que realizar y alumnado por descubrir. Unos descubrimientos que, en algunas ocasiones, a los docentes nos hacen sentirnos como Valentina Tereshkova, Mae Jemison o Pedro Duque, expectantes por lo que nos va a deparar todo ese universo de astros que conforman nuestros discentes al inicio del nuevo curso escolar.

Partiendo de esta expectativa, nos pusimos nuestro traje de astronautas y temiendo las posibles variaciones que pudieran existir debido a la pandemia, salimos al espacio exterior, encontrándonos el primer gran reto a superar: reconstruir los puentes entre las secciones y etapas que la COVID había bombardeado. ¿Cómo lo afrontamos?

 En primer lugar, buscamos los pilares que habían quedado en pie: nuestra vocación, nuestra voluntad por seguir aprendiendo, nuestra salesianidad y nuestra Fe, que nos impulsa a construir un mundo mejor para los que habitamos en él.

En segundo lugar, buscamos el hormigón que iba a formar parte de las vigas que sustentarían y soportarían el peso de nuestra labor educativa: la metodología más conocida por los docentes (el aprendizaje basado en proyectos), a lo que sumamos un marco para todo el centro, buscar productos que nos permitan trabajar los objetivos de desarrollo sostenible.

            Y, por último, conseguimos el mejor acero para introducir dentro del hormigón, el cual daría solidez a toda la estructura, un producto común para todos que permitiría presentar los proyectos a la comunidad educativa, y este fue: celebrar la primera Feria Salesiana a María Auxiliadora, a la que bautizamos, con cariño, como FEsAMAR. No pudimos encontrar mejor metal para nuestra construcción que ponerlo todo en sus manos.

Y así fue, como durante el mes de mayo de 2022, la comunidad educativa de nuestro querido colegio ha salido hacia fuera, a descubrir las necesidades del barrio que nos rodea.

Independientemente de nuestro tamaño o edad, teníamos claro que nos unía un gran corazón que latía con fuerza para buscar soluciones pequeñas. Teníamos en mente la frase de Eduardo Galeano o San Juan Bautista de La Salle:

“Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”.

El día 23 de mayo, en el patio de Infantil, pudimos disfrutar de la fuerza de las ideas creativas que cada etapa del centro presentó en la feria.  FEsAMAR 2022 ha supuesto una oportunidad para ser conscientes de que éramos capaces de crear coches fantásticos que no contaminan, medidores de monóxido de carbono, dar soluciones de accesibilidad para nuestro barrio, jardines verticales, juegos didácticos sostenibles, reciclar todo tipo de materiales para macetas y organizadores de escritorios, construir papeleras para el patio, colaborar SEO Birdlife para fabricar nidos para aves, crear un vivero, solicitar al ayuntamiento que planten árboles en nuestras zona donde antes los había, calcular la huella de carbono, apadrinar un geoparque,…

En definitiva, lo ocurrido estos quince días ha supuesto, una fuente inagotable de emociones, descubrimientos, aprendizajes, de momentos para compartir nuestras propuestas y darlas a conocer al resto de alumnado y profesorado.

Hemos sido y seguiremos siendo creativos hasta el infinito, con un solo objetivo: “Apasionarnos por la vida, haciendo de la educación una cuestión de corazón”.

Por tanto, como Fe es Amar, amar para construir un mundo mejor, ya tenemos en mente para el próximo curso FEsAMAR 2023.

Si tienes Fe para amar el mundo, te esperamos el próximo año para construir juntos un barrio, un distrito, una ciudad, …un planeta mejor para todas las personas que habitamos y habitarán en este astro al que hemos puesto por nombre La Tierra.

(Texto realizado por el profesorado de Primaria de Ciudad de los Muchachos)